Un mamut pequeño
Al llegar a un río,
lo quiso cruzar;
pero no sabía,
por dónde pasar.
Las ranas reían
al verle dudar.
El mamut pensaba
en cómo saltar:
movió sus orejas
y ¡se echó a volar!
Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino enseñado. Teresa de Calcuta
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