Iba la tortuga
por la capital,
iba despistada
con tanto autocar.
Buscaba una tienda,
quería comprar
un sombrero nuevo
y medias un par.
Se compró un sombrero
con cintas de seda
y tan elegante
salió de la tienda.
Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino enseñado. Teresa de Calcuta
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