Rota la patita sin poder andar,
la pobre hormiguita se puso a llorar.
- ¡A ver cómo voy, cojita que estoy!
La oyó un caracol:
- No llore señora que la llevo yo.
A ochenta por hora pasó una tortuga:
- Suba, suba, suba.
Pero un gorrión
la cogió en su pico
y se la llevó.
Así es como fue
la pobre hormiguita,
cojita,
volando a Belén.
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